ORGULLO CON NOMBRE PROPIO

GUALEGUAYCHÚ, ENTRE EL OLVIDO Y LA MEMORIA

ORGULLO CON NOMBRE PROPIO

El mes del orgullo sirve para visibilizar lo que muchos quieren negar o silenciar. Al respecto, nuestra ciudad fue testigo de la muerte (y asesinatos) de tres personas reconocidas, que van a quedar en la memoria, pero, sobre todo, ilustran la vulnerabilidad del colectivo.

Texto: Isidro Alazard

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Fotografía: Joaquín García

¿Por qué y para quién?

Fue en junio de 1969 cuando la policía allanó un bar gay llamado Stonewall Inn, en Nueva York. Algunos de quienes iban a ser arrestado se resistieron, cansados de una vida con el acoso de las autoridades, y comenzaron tres días de disturbios y protesta, que fueron mucho más que eso: se desencadenó una ola de activismo en la lucha contra la discriminación.

Un año después, comenzaron a realizarse las primeras marchas del Orgullo Gay, y allí apareció también el Orgullo Trava-Trans. Su continuidad y expansión por cientos de países convirtieron a junio en el Mes del Orgullo, como excusa para celebrar y reconocer la historia, logros y la lucha permanente por la igualdad y los derechos de las personas LGBTQ+. Sin embargo, si ponemos la lupa en nuestra sociedad nos queda un larguísimo camino por recorrer: en esta nota tomaremos el caso de las personas trans.

En el último tiempo, el ascenso de discursos de odio y expresiones de violencia y patologización sobre el colectivo travesti-trans ha despertado preocupación e indignación por parte de la sociedad involucrada con los derechos humanos y la igualdad. Pero para no faltar a la verdad, lamentablemente la violencia, la discriminación y la marginalización de las personas travestis-trans en Argentina fue y es moneda corriente.

Podemos remontarnos a 1955, en plena dictadura de Aramburu, cuando se creó la difusa figura de la «contravención», primero para la Policía Federal y luego en resto de las policías provinciales, que habilitaba a los agentes de seguridad a detener o reprimir sin orden judicial a personas por «lesionar» la moralidad o el espacio público. Según ese dispositivo, el «travestismo» era una de las formas de afrenta a las buenas costumbres y, con esa excusa, miles de personas trava trans fueron por décadas apresadas arbitrariamente, torturadas y violadas. Tal como lo reivindica el propio colectivo, se estima que durante la última dictadura trescientas personas trava-trans fueron detenidas desaparecidas, pero no hay registro de ellas, ni familiares que hayan reclamado por su aparición con vida o luchado por su memoria. Como muestra de esto, recién en 2024 un tribunal argentino condenó a prisión perpetua a diez represores incluyendo en sus delitos la persecución y violación a los derechos humanos de personas trans prisioneras en el centro clandestino de detención “Pozo de Banfield”.


Tuvo que sancionarse la Ley de Identidad de Género en 2012 para que el “travestismo” dejara de ser un delito y la identidad un derecho. Pero, a las claras está, no fue el fin de una historia de exclusión, persecución, abusos y discriminación, tal como lo indica el último informe del INDEC y el Ministerio de Salud de la Nación, que refleja que la esperanza de vida de las personas que integran este colectivo se estima entre 35 y 41 años, ¡casi la mitad que el resto de los argentinos!

UN MES EN UN BALDÍO

La historia de Rony es conocida en Gualeguaychú. Seguramente no por la incertidumbre de su caso sino por la manera denigrante de su muerte. Gisela “Rony” Galante tenía 42 años en febrero de 2009, y era conocida por el ambiente de los corsos populares. Después de varias semanas de haber sido denunciada su desaparición, encontraron su cuerpo en el fondo de una “tapera”.

“El reconocimiento de las prendas de vestir que se encontraron con los restos del cuerpo devorado por perros y alimañas, los hizo entrar aún más en el convencimiento de que es su familiar” informaba El Argentino en 2009. Pasaron más de quince años y nunca se supo quién la mató.

IDAS Y VUELTAS, PERO NO RESPETO

Seguimos en febrero de 2009, ¿curioso, no? Al cuerpo de La Pequeña P lo encontraron en su cuarto, con una escena que indicaba que se trataba de una muerte por suicidio, como finalmente fue archivada la causa. Sin embargo, existieron dudas a lo largo del proceso (como lo indica esta nota de Urgente24) y todavía quedan, sobre todo en quienes conocían a P.

Lo que es notorio de este caso es que tuvieron que pasar ¡diez años! para que su cuerpo fuera entregado a su familia y pudiera ser trasladado al Cementerio local. Fue en octubre de 2019, tras permanecer más de 10 años en la Morgue Judicial.

En la misma línea que la muerte de Rony, las causas de la muerta no fueron claras y las investigaciones demoraron demasiado, por lo que hacían más difíciles las posibilidades de encontrar respuesta. “Aunque se puede hablar de violencia de género, de crímenes de odio o de “travesticidio”, no se puede analizar la lógica de estos casos ni encontrar culpables si no se investiga debidamente” decía Diego Trerotola en una columna para el diario Página 12, a un año de la muerte de Pequeña P.

EL PELIGRO NO SÓLO ESTÁ AFUERA

A principio de este año, una nueva muerte conmocionó al ambiente LGBTQ+. Shey Pantera se quitó la vida en su domicilio. Tenía 46 años, era diseñadora y defensora de los derechos de las personas trans, también actriz y artista. Desde su entorno aseguran que su deceso fue sorpresivo, pero nos hace (por lo menos) cuestionarnos acerca de las problemáticas que atraviesa la comunidad en nuestra sociedad.

La tasa de suicidios entre personas travestis y trans es alarmantemente alta. No porque la diversidad lleve a la depresión, como afirmó el anti-derecho Nicolás Márquez en la polémica entrevista con Ernesto Tenembaum; sino porque la discriminación, el rechazo familiar y social, la falta de acceso a servicios de salud y la precariedad económica son factores que contribuyen a este fenómeno. Un estudio de 2014 de la Fundación Huesped, en colaboración con ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina) declara que “5 de cada 10 hombres trans han tenido ideaciones suicidas y 4 de cada 10 de ellos han realizado algún intento de suicidio. Entre las mujeres trans, un tercio tuvo ideaciones o intentos de suicidio. La edad promedio del primer intento es de 13 años en hombres trans y de 16 años en mujeres trans”


EL MES DEL ORGULLO… ¿ORGULLO DE QUÉ?

Sin duda el camino debe ser visibilizar los desafíos y las injusticias que enfrenta el colectivo LGBTQ+. Los prejuicios, la discriminación y la ignorancia hacen cuesta arriba la vida de personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis, y muchas más.

La violencia no existe sólo en los travesticidios (los asesinatos de personas travestis por razones de odio a su identidad de género), aunque en 2019 se hayan registrado 19 (dentro de un grupo de 69 crímenes de odio) según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT de la Federación Argentina LGBT y el INADI. La violencia puede ser institucional, policial, y también está en la marginalidad, en la falta de acceso a oportunidades laborales, educativas, de vivienda y de salud en condiciones de igualdad.

Cuestionarse y conocer la diversidad de identidades y orientaciones dentro del colectivo LGBTQ+, ayuda a desafiar los estereotipos y las normas de género tradicionales, promoviendo una sociedad más inclusiva, respetuosa y verdaderamente libre. También depende de todas las personas que conformamos esta comunidad, hacer de Gualeguaychú una ciudad donde haya más espacio para la memoria y menos para la impunidad.


captura de pantalla

La muerte y la vida de Marsha P. Johnson (David France, 2017) 

El docu celebra la lucha de Marsha P. Johnson y destaca el rol central de la comunidad trans en las movilizaciones de Stonewall Inn. Además pone el foco en la lucha de la activista trans, Victoria Cruz, por mantener viva la investigación por la muerte de Marsha.

Tangerine (Sean Baker, 2015)

La peli retrata la vida de Cin-Dee Rela, una prostituta trans que acaba de salir de la cárcel, temas recurrentes en la filmografía de Baker (‘The Florida Proyect’, 2017, y ‘Ahora’, 2018, ambas muy recomendables). Un relato hermoso e intimista. Dato curioso: se filmó con  tres IPhone 5.

Transparent(joey soloway, 2014)

Siempre que puedo y amerita, me encanta recomendar esta serie. Me encanta la estética, me encanta el tono  y me encanta la música. Inspirada en la propia historia de Joey Soloway, creadora de la serie, ‘Transparent’ relata la transición de Morton, un hombre recién retirado, a Moura.