DISCURSO Y NARRATIVA DE BUKELE: PERSISTEN LOS VILLANOS, LAS AMENAZAS Y EL HÉROE

LOS TÓPICOS DEL SALVADOREÑO

DISCURSO Y NARRATIVA DE BUKELE: PERSISTEN LOS VILLANOS, LAS AMENAZAS Y EL HÉROE

Los autores destacan la «disciplina narrativa» del presidente de El Salvador, un factor central, dicen, de su «estrategia de campaña permanente». Y su inclinación a aplicar «soluciones salvadoreñas», una «receta y un método propio» a problemas globales. El «recurso del enfermo» en su discurso de asunción.

A Bukele o lo amas o lo odias. Y si lo amas recibes una invitación permanente a acompañarlo en una gesta colectiva, histórica, transformadora.  Del discurso del presidente Bukele en su reciente toma de posesión asociada a su reelección se pueden extraer múltiples lecciones. La primera y más importante de todas es su disciplina narrativa como elemento central de su estrategia de campaña permanente, siempre en los mensajes importantes insiste en las amenazas, las oportunidades, los villanos y los héroes.

En un mundo cada vez más peleado con las soluciones “globales”, otro elemento clave en el magnetismo bukeliano es su perseverancia por soluciones salvadoreñas para los problemas salvadoreños; creando un fenómeno “local” Bukele al mismo tiempo se erige como fenómeno global que defiende una forma singular de hacer las cosas, y consecuentemente su discurso de toma de posesión reivindica, sobre todo y ante todo, la receta propia y el método propio.

Si hay estilos que gustan es porque no se inventa de cero, siguiendo la lógica de “dame lo mismo… ¡Pero distinto!”, Nayib Bukele utiliza el viejo y confiable recurso del enfermo en su discurso de asunción presidencial. El recurso le sirve para definir villanos, amenazas, oportunidades, soluciones y héroes. Es una pieza fina de oratoria que enseña cómo los clásicos nunca pasan de moda si se es creativo. El enfermo, como hilo narrativo de su discurso, le permite conectar pasado, presente y futuro de las transformaciones de El Salvador.

«Se ha vencido al miedo y El Salvador es libre”. Su inicio es contundente, va directo a las emociones, conecta con un estado de ánimo; la lucha contra las pandillas no es solo un asunto de seguridad, es una lucha respecto a cómo vivimos, el piso desde el cual construir “el cambio para siempre” (tarea del presente y puente al futuro).

INNOVACIÓN EN LA METÁFORA DEL ENFERMO

Bukele no utiliza el recurso del enfermo de manera clásica, es decir: el enfermo que luego de un tratamiento pasa a estar curado. Propone un paciente doblemente enfermo, el de un enfermo crónico que, a su vez, contrae cáncer. Un paciente que por ahora solo se curó de la enfermedad que lo iba a matar (el cáncer = las pandillas), pero que todavía está enfermo (economía, infraestructura, etc.). Lo que Bukele propone narrativamente es una saga, el primer episodio fue la lucha contra las pandillas; el segundo, el que se inicia ahora sin miedo y en libertad para construir el cambio para siempre.

Este recurso del paciente doblemente enfermo le permite insistir con pedagogía y épica al mismo tiempo sobre las categorías que su narrativa pretende establecer en la mente y el corazón de los salvadoreños: villanos, amenazas, oportunidades, víctimas, soluciones y héroes. Sólo desde estas categorías compartimos la visión del pasado, del presente y del futuro.

Los villanos son aquellos que “mintieron», fueron negligentes, engañaron y estafaron (…) Ninguno fue capaz siquiera de reducir el dolor, es más, los últimos doctores le dieron un tratamiento que casi lo mata, incluso más rápido que la misma enfermedad.  Bukele nunca suelta a sus adversarios, el nosotros vs. ellos se mantiene siempre.

“No hay datos ni frialdad en la narrativa de Bukele, hay siempre elementos que nos remiten a la emocionalidad, incluso la más primitiva, la vital”

La amenaza es que ese pasado que se repartía el pastel ahora es una “oposición rabiosa e insignificante” que defiende una “democracia” (hace el gesto de comillas) que dejó hijos, madres y abuelos asesinados impunemente. El peligro es que logren engañar al pueblo y logren volver, y su regreso es muerte. “Nosotros vida” vs. “ellos muerte”. No hay datos ni frialdad en la narrativa de Bukele, hay siempre elementos que nos remiten a la emocionalidad, incluso la más primitiva, la vital. Pero hay una amenaza latente, que nos vuelvan a engañar los que ya fracasaron.

La oportunidad es clara, “construir el cambio para siempre” que hace que hoy El Salvador sea observado por todo el mundo.

La solución, la que ya funcionó, tomar decisiones que a veces suelen ser difíciles (medicina amarga), obediencia y en este segundo episodio se le suma un elemento: nunca escuchar a los enemigos del pueblo. Nosotros, el pueblo que se esfuerza, vs. Ellos, que engañan y no merecen ser escuchados.

Los héroes son el gobierno y Dios. Es interesante como en todo el discurso Bukele no habla de sí mismo y siempre licua su figura en el “sujeto colectivo gobierno”.

La metáfora del enfermo permite presentar la configuración de lo que sería la Trinidad Bukeleana que garantizará los logros por venir:

1- Dios como guía y protector mediante su intervención divina.

2- Gobierno trabajando incansablemente para lograr el cambio de El Salvador.

3- Pueblo defendiendo a capa y espada y obedeciendo.

 “Nuestra generación detuvo la inercia de la historia, vencimos casi medio siglo de violencia sistemática, avalada por poderes extranjeros e impulsada por la maldad, la corrupción y la incompetencia de gobiernos en turno”. Bukele hace parte a las mayorías de la épica donde el protagonismo colectivo es central, la transformación surge de un nosotros empoderado. La presentación de su segundo episodio se abraza a una promesa de cambio, a seguir transformando, la promesa de continuidad es a la vez una promesa de cambio. La saga requiere del único que garantiza seguir cambiando. Bukele pide apoyo no sólo desde los resultados, pide apoyo porque sabe que la mayoría confía en él, como un líder honesto, trabajador, que ama El Salvador, que es buen padre, buen esposo y que está dando su vida por todos.

“A Bukele hay que analizarlo desde su narrativa, desde su capacidad permanente de señalar las amenazas, las oportunidades, las víctimas, los villanos, las soluciones y al héroe”

Otros líderes latinoamericanos pueden perderse mirando a Bukele dadas las grandes diferencias culturales, territoriales, políticas de El Salvador respecto a otros países. A Bukele hay que analizarlo desde su narrativa, desde su capacidad permanente de señalar las amenazas, las oportunidades, las víctimas, los villanos, las soluciones y al héroe. Lo que hace único a Bukele es su disciplina narrativa. Bukele es un maestro en el contraste desde la definición permanente de los adversarios. Implícita o explícitamente, siempre hay bandos. Buenos vs. malos. Ciudadanos vs. políticos corruptos. Y todo esto desde una interpretación en la que, siendo el líder, al mismo tiempo habla desde el lado de los ciudadanos.

Dos ideas finales que no son menores. Bukele es de los liderazgos que nos proponen creer en algo, alejado de los personajes grises que sugieren mejorar “poco a poco”, invita a soñar en grande desde una diferenciación clara con sus adversarios en ideas, convicciones, tono y forma. Otro contraste: incrementalismo inepto vs. transformación histórica. Y finalmente, conecta magistralmente con “la familia”, la puesta en escena del discurso con su hija como imagen de futuro saludando a las Fuerzas Armadas, el beso con su esposa, busca que se conecte con el hombre, no nada más con el resultado.

Mucho que aprender de Bukele. Tanto para quienes gustan de él, como para quienes no.

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