De carros, jineteadas y violencia

PROTECCIONISMO, HOSTILIDAD Y POLÍTICA

De carros, jineteadas y violencia

La prohibición de las jineteadas y de la tracción a sangre, el último lunes, terminó con hechos de violencia dentro y fuera del Consejo Deliberante. “Coqui” Carbó, quien estuvo allí y hace años trabaja por los derechos de los animales dialogó con La Mala.

Texto y Fotografía: Luciano Peralta

Es lunes a la noche. Hace un rato, alrededor de las 23 horas terminó la sesión del Consejo Deliberante. Se acaban de aprobar dos ordenanzas: una que prohíbe la realización de jineteadas y otra, la tracción a sangre (en el plazo de un año, se buscará suplir los carros traccionados por animales por otro tipo de vehículos). En el interior del recinto ya hubo una agresión por parte de un integrante de los grupos “tradicionalistas” a Mauro García Rodríguez, activista y parte de la ONG proteccionista Güaba.

Fuera del Municipio la situación no es mejor: un grupo de personas pro jineteadas se mantienen reunidas en la plaza Urquiza y, ante la mirada del personal policial, corren al activista y a su pareja, los tiran al piso y los golpean a patadas.

“Bien echo jaja”, “solo por agarrar un librito se la creen q son mejores q los demas”, “antes de votar estupideces.en contra de nuestras tradiciones.vayan a cuidar los perros q tiran en la calle q ellos mismo tiran” (textual), fueron algunos de los comentarios que, entre muchos otros que aplaudían la decisión del Concejo, recibió el video testimonial de La Mala, grabado esa misma noche.

La Ley 14.346 (sancionada y promulgada en ¡1954!) dictamina: “Se Establecen Penas para las Personas que Maltraten o Hagan Víctimas de Actos de Crueldad a los Animales”. Además, se citan dos incisos del Artículo 3 de esa misma Ley, el 7 y 8: Serán considerados actos de crueldad: (…)
-7°: Lastimar y arrollar animales intencionalmente, causarles torturas o sufrimientos innecesarios o matarlos por sólo espíritu de perversidad.
-8°: Realizar actos públicos o privados de riñas de animales, corridas de toros, novilladas y parodias, en que se mate, hiera u hostilice a los animales.

Esta ley es con la que nos introduce en el tema “Coqui” Carbó, pero aclara que “actualmente necesita una revisión: se necesita una ley más completa y precisa, adaptada a la época, que no deje afuera ninguna clase de vejación hacia los animales y en la que las escalas penales sean más elevadas, para que sea posible hacerlas cumplir efectivamente”.

Junto a varias agrupaciones y en nombre de “Patitas”, Carbó trabaja hace muchos años por los derechos de los animales violentados en espectáculos “tradicionalistas”.

“Venimos luchando hace aproximadamente unos diez u once años. Siempre fue una lucha muy dura y lo va seguir siendo, a pesar de haber dado un gran paso. Nuestros gobernantes tienen la obligación de conocer, estudiar y en consecuencia planificar políticas públicas acordes a una sociedad que avanza reconociendo los derechos de los animales”, dice a La Mala.

“Nuestros gobernantes tienen la obligación de conocer, estudiar y en consecuencia planificar políticas públicas acordes a una sociedad que avanza reconociendo los derechos de los animales”

Los votos con los que se aprobó la prohibición de las jineteadas fueron todos oficialistas. Además de una abstención, la oposición decidió votar en contra. No sucedió lo mismo con la ordenanza de tracción a sangre, que apunta a sustituir los carros tirados por caballos en la ciudad. Esa norma salió por amplia mayoría. “Esto no va a ser para nada un palo en la rueda, nosotros vamos a tomar esta ordenanza, nos vamos a hacer cargo de este programa de sustitución de tracción animal y va a ser un ejemplo por cómo lo vamos a tratar a nivel regional”, expresó el concejal Juan Ignacio Olano, de Juntos por el Cambio.

Respecto a las jineteadas y al nuevo gobierno que asumirá el 10 de diciembre, Carbó dijo: “las ordenanzas pueden ser derogadas por otra ordenanza”.

“Ellos serán mayoría en el Consejo Deliberante, podrían hacerlo. Creo que no se tomó antes la decisión porque dentro del bloque mayoritario no alcanzaban los votos para darle despacho. Con el tiempo, y a partir de lo que fuimos aportando para convencer a los indecisos, se obtuvo y la ordenanza fue aprobado”, contó.

Más allá de la cuestión política, la proteccionista propuso “empezar a deconstruir el pensamiento machista del gaucho, que cree tener el poder absoluto sobre el animal, que necesita demostrar su hombría a través de la sumisión”. Y, en este sentido, se preguntó: “¿Cómo hacer para que un ser de 500 kilos se doblegue y se rinda a sus pies si no es por medio de la violencia, de hostigar y someter al animal?”.

“Descartando que el jinete tenga la intención de provocarle la muerte, sí tiene la intención de hostilizar al animal y lograr el cometido ante el público. Este es uno de los fundamentos legales más importantes”, remarcó.

“¿Cómo hacer para que un ser de 500 kilos se doblegue y se rinda a sus pies si no es por medio de la violencia, de hostigar y someter al animal?”

“Hay personas que dicen ser gauchos, se tratan de vestir y hablar como tales, como que si ser gaucho fuera símbolo de honestidad, educación, nobleza, decencia, rectitud, etc. Pero el gaucho no es un extraterrestre, es un ser humano como todos, con sus defectos y virtudes”, disparó la referente de “Patitas”.

“Estos seudo gauchos lo ponen en ese lugar (al gaucho) porque lo utilizan para llevar a cabo su cometido que es la parte económica de todo esto: atrás de estos espectáculos se mueve una economía informal importantísima, un circo con el que muchos se llenan los bolsillos, avalado por un Estado cómplice que, en la mayoría de los casos, incluso lo financia”, cuestionó. Y fue por más: “¡Todo en nombre de la tradición! Si tanto les importara la tradición tendrían que saber qué existen otros espectáculos mucho más dignos que valerse de un ser que no puede elegir estar ahí”.

– ¿Qué les dirías a quienes defienden las jinetadas?

– Que la patria se hizo a caballo hace doscientos años, la situación social, geográfica y política eran otras. Al caballo hay que rendirle homenaje de por vida, no olvidar nunca que fue, es y será unos de los mamíferos más leales a la raza humana. Pero la mejor manera de rendirle homenaje es dejarlo vivir libre y en paz.