Ivana Zserman: hacer gracioso lo trágico

ENTREVISTA

Ivana Zserman: hacer gracioso lo trágico

Ivana Szerman es comunicadora, locutora y conductora. Hace varios años que en su vida conviven los medios tradicionales con los alternativos. De hecho, fundó el propio: Mate. Entre la libertad de decir y la precarización. Cosas de época.

A los 19 años comenzó a conducir en radio, fue en FM Faro, en el edificio que tiempo después desembarcaría Nacional Rock. Mientras, pasó por la UBA, donde se recibió de comunicadora social y a los 30 recibió el diploma de locutora.

Hace apenas un puñado de años, su voz empezó a estar acompañada de su imagen. Fue en País de Boludos, la propuesta de Federico Simonetti que le permitió darse a conocer a otra escala y experimentar una nueva manera de hacer periodismo. “El resultado fue bueno, me parece. Soy consciente que trabajo en los mejores lugares que podría trabajar. Me costó un montón, estuve muchos años en la radio y amaba la radio, ahora no me gusta tanto, pero tampoco existía otra cosa. Me siento mucho mejor en YouTube, siento que es un lugar mucho más para mí”, expresó, en diálogo con La Mala, Ivana Szerman, fundadora de somosmate.ar.

-¿Cuándo das el salto al streaming?

-Cuando me echan de la radio (risas). Me echan de Blue y Metro, a mí y a un montón de gente. Trabaje siete años ahí, con mucha dedicación y entrega. Cuando hubo cambio de dueño, nos echaron a todos, a toda la estructura. Eso me empujó a tener que hacer otras cosas. Porque a mis 25 años para entrar a una radio tenías que comprar el espacio o agradarle a algún jefe. Hoy es bastante diferente, si una persona tiene cosas para decir o quiere intentarlo, al menos, se abre un Twich y fue. Y en una de esas le va bien. Antes no existía eso.

-Los milenials quedamos en el medio de la transición, quienes son nativos digitales tienen otro chip, es otra lógica…

-Sí, pero está re bueno haber estado en los dos mundos. De hecho, en el programa que tenemos en Nacional Rock, que se llama Ser milenials hoy, hablamos un montón de esto de ser la generación del medio. Para mí, es muy valioso, porque conociste un poco el mundo anterior y porque no das por sentado lo líquido que es todo ahora. No das por sentado que los derechos laborales no existan, que no tengas donde vivir, que no haya futuro. Me parece bueno poder movernos en los dos mundos.

-Cuando te vas de la radio, ¿con que arrancás?

-Me llama Fede (Simonetti) para País de Boludos (PDB), donde empecé a escribir los guiones. Después el programa fue diario y Fede, muy generoso, me dio ese lugar, donde aprendí a hablar a cámara, a decir chistes, a empezar con una lógica de escribir todos los días y a grabar siempre contrarreloj. De ese proceso me parece importante el tema de educación de las audiencias. El poder explicar que nosotros no cobrábamos por eso, que no nos ingresaba más dinero más que el aporte de la audiencia. No es que el que quería verlo gratis no lo podía hacer, se puede y está buenísimo. Pero, sin ingresos económicos ningún proyecto es viable. Creo que ahora ya no hay que explicar tanto eso.

-¿Qué es lo más difícil de no recibir pauta tradicional?

-Si tenés un proyecto que se sustente sólo con el aporte de la audiencia, para solamente no empobrecerte como medio, deberías tener un 12% más de suscriptores cada mes, todos los meses. Y si trabajás con pauta, lo cierto es que la pauta la siguen teniendo los de siempre y existe un sentido común horroroso que cuestiona que los medios progresistas, llamados de una manera amplia, puedan cobrar pauta del Estado. Pero la gente que sostiene ese sentido común no va a Clarín o al Cronista Comercial a quejarse por cuánto le sale esa pauta a los contribuyentes.

-¿Cómo llevás esto de sobrevivir al 12% de inflación mensual?

-Es un poco de creatividad y un poco de auto explotación. No basta sólo con tener un medio o un canal de YouTube. Todas las que hacemos Mate, por ejemplo, tenemos 90 trabajos. Y en cada trabajo hacemos de todo, tenemos que ver qué invitado puede funcionar, qué reels podemos hacer para que la gente se enganche con el canal y, después de un tiempo, quiera poner una guita para el proyecto. Y si hay gente que no tiene, que vean el contenido, que pongan unos likes y nosotras más que agradecidas.

Lo masculino es la norma, entonces cuando sos mina y no hablas de las cosas que son para minas se te hace muy difícil tener la trascendencia que tiene un chabón

-¿Qué mirada tenés sobre el periodismo en la actualidad?

En este momento está muy en debate el concepto de libertad. Y en esto también me parece que entra ese debate. Porque, por un lado, no tenés al tipo que te está diciendo de qué podés hablar y de qué no, como en los medios más tradicionales. Pero de qué liberad hablamos si cada vez tenemos menos derechos, nosotros en Mate intentamos, como podemos, pagar aguinaldo y lo que se pueda, pero la realidad es que todas vivimos sin red, sin la liberad de planificar o de proyectar para el año que viene. Entonces, por un lado, está bárbaro, pero por el otro se pauperizan mucho las condiciones.

-¿Siempre fue el humor una herramienta en tu quehacer profesional?

-Sí, en mi quehacer de estar viva, básicamente. Mi visión oscura de ver las cosas me obliga a ser graciosa o a buscar el absurdo. Mi forma de ver el mundo me lleva a hacer gracioso lo trágico, creo. Eso me pasa desde chica. Pero trabajar con el humor genera también que vayas perdiendo un poco esa espontaneidad o eso que pasaba cuando el humor no era un trabajo. Si tengo que escribir diez chistes por día, se pierde un poco la gracia.

– ¿Qué pasa con tu condición de mujer en los medios?

-Es de época la deslegitimación de la lucha feminista por el libertarismo y la derecha, pero también por sectores del campo popular. Eso me da mucha paja. Entiendo que se haya encontrado un agotamiento, pero es perversa la forma de deslegitimación. Así como te digo esto, te digo que está bien no pensar todo en clave de género y no hacer una retórica de la victimización. Pero lo masculino es la norma, entonces cuando sos mina y no hablas de las cosas que son para minas se te hace muy difícil tener la trascendencia que tiene un chabón. Si hablas de skincare, de ropa, de maquillaje, está perfecto. Pero capaz otras queremos hablar de otras cosas y ahí ya se empieza a achicar la gente dispuesta a leerte o a mirarte. Los tipos nos hablan a todos y las minas les hablamos solo a las minas. Y encima las minas nos enseñan que lo que nos importa es el maquillaje y la ropa, entonces no vamos a hablar de política y economía. Se está desarmando, obviamente, pero no es lo mismo ser tipo que ser mina. El público disponible para vos siempre va a ser menor.