Una enorme cantidad de personas que viven en Gualeguaychú no conoce el barrio Eva Perón, en el oeste de la ciudad. Yo lo conozco bien, viví ahí de chico y, salvo los años que no estuve en la ciudad, siempre seguí de cerca la realidad del 348.
Fue inaugurado a finales de 1989, hace 35 años. Durante los días 26, 27 y 28 de diciembre de 1989 las llaves de las 348 viviendas fueron entregadas. De hecho, para la ocasión llegó el gobernador Jorge Pedro Busti, en el primero de sus tres mandatos, quien hizo entrega, junto al intendente Manuel Alarcón (ambos del Partido Justicialista) de las llaves de cada vivienda (varias de ellas, sin puertas internas; todas de baja calidad).
1989, LA GÉNESIS
El 348 es el último de los complejos habitacionales construidos en el oeste de la ciudad, a la altura de Parada N°5. Antes, está el Francisco Ramírez (338), el Arturo Illia (140) y el barrio 62 viviendas. Uno a lado del otro. Casi mil viviendas, todas juntas.
«Un proyecto malo arquitectónicamente, que llegó desde Buenos Aires y se copió y se pegó en la Provincia», apunta el informe al que accedí hace varios años atrás, desarrollado desde la Regional Sur del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV) de Entre Ríos.
El barrio, que se inició en 1986 y fue finalizado tres años después, se dividió en tres sectores: El Sector I (106 unidades) se adjudicó a la empresa Incone; el Sector II (124 unidades), a la firma Vidogar, y el Sector III (118 unidades) a Hornus S.A.
Se aplicó la tradicional construcción para las viviendas sociales de bajo costo, de ladrillo hueco y techos de losa. Y se levantaron casas de uno, dos, tres y hasta cuatro dormitorios. A finales de 1988 se abrió el proceso de adjudicación y se continuó durante buena parte del año siguiente. En abril de 1989 se creó la Regional Sur del IAPV, que en ese momento funcionaba en lo que es actualmente la Casa de la Cultura, sobre 25 de Mayo, y de la cual fue su primer gerente Silvio Baffico.

La población inicial del 348 fue de 1.400 personas, según consta en los registros oficiales
Cada familia debía reunir los requisitos exigidos por el Fondo Nacional de la Vivienda (Fonavi) y los adjudicatarios eran seleccionados en base a un sistema de puntaje que contemplaba, entre otras cosas, si el grupo familiar pagaba alquiler y la acreditación de ingresos formales.
Al final del gobierno de Ricardo Alfonsín, que debió adelantar el traspaso de poder en una Argentina envuelta en una crisis inflacionaria desconocida hasta entonces, las familias inscriptas fueron 1.300. La situación económica y social no daba para más. Los índices de pobreza se disparaban y se empezaba a dar un fenómeno novedoso: los saqueos a supermercados.
En este marco, el IAPV resolvió exceptuar el requisito de tener ingresos acreditables a todas las familias del 348. Situación que, de alguna manera, explica un rasgo distintivo del barrio y la idiosincrasia conformada con el paso de los años. En los dos conglomerados habitacionales que antecedieron al Eva Perón, sí se había aplicado el sistema de puntaje por acreditación de ingresos: en el 338 (1984) y en el 140 (1986) tenían prioridad las familias que alquilaban y poseían ingresos formales. Lo mismo pasó con el barrio 62 viviendas, un apéndice del 348, entregado en 1992.
LOS MUERTOS DEL BARRIO
Poco tiene que ver hoy el barrio con el entregado hace 35 años. En el medio, a la par de la degradación económica-social-cultural que sufrió Argentina, en el 348 pasó de todo.
Varias viviendas fueron objeto de usurpaciones, sobre todo en el período 2002-2004, y, a la par, muchas familias optaron por irse. Las esquirlas del estallido de 2001 lastimaban feo en los sectores empobrecidos y, en el oeste de la ciudad, esa época quedó marcada en la memoria de quienes residen allí por el arribo de familias provenientes de Santa Fe.
Con la crisis, como ahora, aumentó la droga y la violencia. Y los muertos no tardaron en llegar: Luis «Lucho» Terreni (21 años) fue asesinado por el gendarme Makarewitz y Eduardo «Tabaco» Migueles, ultimado a tiros por uno de los santafecinos de entonces. Ambas muertes fueron resultado de peleas que se sucedían casi a diario. Más acá en el tiempo, el 8 de junio de 2019, Lucas Bentancourt, de 33 años, encontró la muerte a manos de Genaro Gutiérrez, de 19. Si bien este hecho, por el que el asesino fue condenado a 14 años de cárcel, sucedió en el barrio 338, Gutiérrez vivía en el 348.
UN GRITO DE AUXILIO
En 1989, se vendieron 320 viviendas del Eva Perón -el 90 % se financió a más de 25 años, y hoy algunas se siguen pagando- y se destinó un cupo especial de 28 en forma de comodato para jubilados provinciales y nacionales. Según los registros de la época, su población inicial fue de 1.400 personas. Este dato no es menor, sobre todo porque la semana pasada se presentó un censo en el que se estima que la población actual del barrio es de 2.088 personas.

En la centro de la fotografía, los barrios 348 y 62 viviendas; sobre su margen superior izquierdo, el 140 y el 338
Dicho censo fue presentado en la Asociación Primeras Madres Cuidadoras, institución que trabaja en el barrio desde 1996 y que es parte del Espacio Cultural Asociativo (ECA), junto a las cooperativas de trabajo La Táfila y Arqueoterra, y la Sala Sinergia Teatral.
En noviembre del año pasado, el ECA desarrolló el proyecto comunitario “Te muestro mi barrio”, en articulación con estudiantes de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Y, el lunes pasado, presentaron los resultados de la iniciativa, no sin antes describir detalladamente los pasos previos y el trabajo realizado con la comunidad del barrio, como el mapeo colectivo realizado junto a los vecinos o la caracterización de cada uno de ellos respecto al lugar en el que viven.
Resultado de ello fue la identificación de los lugares seguros, las principales preocupaciones o las zonas de riesgo, entre los aspectos cualitativos. Fueron 113 personas las que respondieron la encuesta: el 66% dijo que su principal preocupación es el consumo de drogas y su venta. Asociado a ello, el 42% puso a la inseguridad como problema prioritario. Después vienen la falta de limpieza, la necesidad de luminarias, los perros sueltos, los ruidos, las peleas y la violencia en general. “Entre otras preocupaciones también aparece la falta de actividades y espacios seguros para las infancias y juventudes”, sostiene el trabajo presentado.
¿QUÉ ANHELÁS PARA EL BARRIO?
Respecto a este interrogante, las respuestas se vincularon a las preocupaciones señaladas anteriormente. En ese sentido, el trabajo rescata expresiones como: “mayor seguridad”; “que se termine la droga”; “que puedan andar los chicos tranquilos sin que vean como se drogan los más grandes”; “que pongan un centro de rehabilitación” o que se realicen “charlas para padres”.
También aparecen otras respuestas que hacen referencia a la reconstrucción del lazo comunitario y la organización colectiva: “que nos podamos integrar”; “presencia de la comisión”; “un futuro mejor, más constructivo con más posibilidades”; “más respeto y acuerdos”; “un comedor comunitario” o “que haya más comunidad”.

Por otro lado, respecto a las mejoras en la infraestructura del barrio, los vecinos reclaman: “que se destapen los desagües”, “iluminación”, “arreglos de la plaza”, “las veredas”, “mejoren las casas”, “asfaltar las calles” y “garita de parada de colectivo”.
Por último, varias personas señalan la importancia de contar con oferta de actividades dirigidas a las infancias, las adolescencias y las juventudes: “un polideportivo”; “oferta de actividades”; “sum para las infancias”, aparecen, entre otras expresiones.
“Tomando en cuenta los señalamientos respecto a la representación del barrio se podría concluir que hay una preocupación creciente por la inseguridad, la droga, la falta de higiene; y también un barrio con identidad de trabajo y solidaridad, dispuesta a organizarse y a exigir respuestas que mejoren el barrio”, sintetiza el trabajo presentado.
DEMANDA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
“Desde el ECA proyectamos el fortalecimiento de Madres Cuidadoras en el barrio apuntando a que el espacio físico se mantenga abierto durante todo el día. De 8 a 12 el Centro de primeras infancias y de 12 a 20 un espacio de merienda y acompañamiento lúdico-pedagógico para las infancias, adolescencias y jóvenes adultos del barrio”, sostienen los impulsores del trabajo en las “Proyecciones para el 2025”.
“Necesitamos que las políticas de gobierno de las instituciones del Estado municipal, provincial y/o nacional acompañen al accionar diario. Sea a partir de la articulación en programas, en gestiones asociativas o en la canalización de su presencia territorial mediante organizaciones o actores y referentes locales. Consideramos que el robustecimiento de las organizaciones de base territorial funciona como un mecanismo de desarrollo sociocomunitario, donde las propias instituciones estatales-gubernamentales se ven fortalecidas en su alcance a través del diálogo y el trabajo mancomunado con las organizaciones territorializadas”, cierra el documento.
Como en el 2002, y como en cada crisis económica que siguió, en el barrio se viven tiempos violentos. La droga avanza y va matando de a poquito. Para algunos ya es demasiado tarde, otros tantos esperan una mano.